DIRECTO AL CORAZÓN
¿Por qué un muñeco tiene la mágica capacidad de emocionarnos? ¿Por qué parece cobrar vida y apelar directo al corazón del público como el mejor de los actores de carne y hueso? Sobre la cuerda floja, la nueva obra de la alabada compañía Teatro Milagros, tiene la respuesta: compromiso, oficio y rigor. Este montaje, de extraordinaria belleza, transmite ternura y abre ventanas a la imaginación gracias a un prolijo proceso creativo. De paso, sitúa a la compañía liderada por Aline Kuppenheim y Paola Giannini- como uno de los gruposde mayor proyección de la escena local. Luego de la aplaudida El capote, el infatigable equipo logra la maestría en el delicado oficio de la manipulación de muñecos, en este caso, accionados por actores vestidos de negro mediante varillas o directamente con las manos. Revestida de una aparente simpleza, la historia creada por el dramaturgo inglés Mike Kenny deja entrever que este género teatral puede abordar con eficiencia temas de profundas resonancias, como la muerte de un familiar y el posterior duelo desde el punto de vista de un niño. Esme, una pequeña de siete años, visita a sus abuelos durante sus vacaciones. Esta vez su “tata” (la voz de Nelson Brodt) se encuentra solo. Para ocultar la muerte de la abuela le cuenta a la nieta que ella se convirtió en equilibrista de un circo. El anciano embellece la feroz realidad con poesía. Por su parte, Esme, sin perder la inocencia y los dones de la infancia, comienza el camino hacia la madurez. La compañía innova en las formas expresivas que le dieron resultado en El capote. Bajo esa premisa, experimenta con la técnica del stop motion (animación cuadro a cuadro). Gracias a estas escenas, abuelo y nieta inician travesías hacia una playa, un parque de diversiones y un circo. Se bañan, bailan, ríen y juegan al un, dos, tres, momia. Teatro Milagros apuesta por el detallismo en el diseño integral. El vestuario, objetos y sonidos dan cuenta del perfeccionismo de la puesta en escena. Se trata de citas cotidianas, cercanas y reconocibles, que se dan en cualquier familia, como el audio del programa El chavo del ocho proveniente de un televisor o los gritos playeros de un vendedor de pan de huevo. También hay letreros que anuncian la obra El capote en una muralla del parque de diversiones. Sobre la cuerda floja apela a la convención teatral llevada a su máxima expresión. El espectador cree que esos seres inanimados están vivos, se deja atrapar por la historia que alcanza gran potencia dramática y el resultado es conmovedor
Rodrigo Miranda Crítico La Tercera
UNA PIEZA PERFECTA A CORAZÓN ABIERTO
El resultado —como era de esperar, contada la disciplina del elenco— es óptimo y sin lados flacos. Tomaron una pieza teatral, casi un cuento para niños, de Mike Kenny, considerado uno de los diez autores vivos más importante del teatro británico, a pesar de su dedicación a este particular público que son los niños y los jóvenes entregados, con suerte, a un teatro infantil a veces sin criterios de calidad suficientes.El texto de Kenny es premeditadamente sencillo, de energías menores, tierno, dulce, discreto, parece cercano al minimalismo norteamericano o a la tradición rusa que abrió Antón Chéjov. No esperen heroísmos ni para nada melodrama. El grupo acomete la tarea de montar este cuento-obra respetando su trama diminuta: la niña y el abuelo, y las dudas de la niña acerca de adónde se fue la abuela que no está como todos los veranos. El ligero punto de intriga, ligero como una pluma, contribuirá a la conmoción del espectador al cual los muñecos le abrirán el corazón, entregándoles una experiencia de esas únicas, epifánicas, en que se agradece que el teatro exista. Combinado con zonas de cine en stop motion, género al que me confieso adicto, superan el apoyarse solamente en ello arriesgando con la manipulación casi a vista, al estilo del bunrako japonés, con los operadores vestidos de negro como los kuroko del kabuki más tradicional, desapareciendo en la penumbra, casi del todo invisibles. La diminuta historia, mínima, “sin heroísmos, por favor”, como señalaba Raymond Carver, de esta niña y este abuelo va encantando progresivamente a un público donde, estando lleno de niños, no vuela una mosca en los más o menos 50 minutos que dura la función. Sobrecogidos por la emoción, los niños se meten por entero en esta pieza de equilibrio justo y los grandes dejan su cabeza en el guardarropa para rescatar su inocencia, fundamental a la hora de apreciar el trabajo del elenco de Teatro Milagros. La trama ojalá ni la lean en el programa. Déjense llevar por una historia con imaginación más que fantasía, con un mirar las cosas sencillas y corrientes y déjense llevar por uno de esos dramatismos pequeños, muy pequeños, del cual los niños podrían sacar todas las preguntas del mundo. El cierre del espectáculo llega correcto, justo y preciso en una composición de ritmo magistral y el público corona con entusiasmo en el aplauso el evidente desarrollo de esta compañía. La escena del baile de abuelo y nieta escuchando a los Rolling Stones es de antología. En Chile no son pioneros ni los únicos. Cabe recordar el deslumbrante trabajo del grupo dirigido por Muriel Miranda, que eligió contar historias para adultos apelando al candor y capacidad de asombro del público mayor de edad, y momentos gloriosos de la desaparecida agrupación La Troppa, entre otros. Teatro Milagros opta por algo mucho más sencillo, fino, tenue, eligiendo este relato-pieza teatral de Mike Keeny para desplegar este arte mayor que es el uso del muñeco en el sitio del actor. Heinrich Von Kleist ponía el teatro de marionetas sobre el del actor. Algunos grupos han cruzado en escena actores y muñecos. La marioneta, el títere, ese cuerpo que es nuestro doble y que nos sorprende mientras más se nos parece, es el que le permite a SOBRE LA CUERDA FLOJA convertirse en un espectáculo cautivante, atractivo, sugerente, tierno hasta la médula y muy lejos de toda cursilería o extremo. Tal vez el actor muere para que entre el muñeco a escena, tal vez un muñeco sea mejor actor que un ser humano, tal vez todos somos muñecos. Si asiste durante el Santiago a Mil, en el Espacio Matta o en el Centro Cultural San Joaquín persiga ubicaciones muy cercanas al escenario y muy centrales. Sin duda, en una sala pequeña, muy cerca del escenario, el espectáculo ganará todavía mucho más. Inician un largo camino de éxitos una vez más y se lo merecen. Entre los aplausos subió a escena Almendra Swinburn, que hace la voz de la niñita en el doblaje y está increíble. Echamos de menos a Nelson Brodt, que construye desde la voz este abuelo más bien joven y reflexivo que dulcemente intenta distraer a su nieta en unas vacaciones de verano que tienen un secreto muy particular. Lleven el corazón abierto desde casa. El resto del milagro lo hace el grupo, que por algo lleva el nombre que lleva.
No se lo pierda.
Marco Antonio de la Parra
http://www.lasegunda.com/Noticias/CulturaEspectaculos/2012/01/712196/Una-pieza-perfecta-a-CORAZON-ABIERTO
TRADUCCIÓN CRÍTICA FRANCESA
El Teatro Milagros nos ofrece un magnífico momento de poesía y ternura.
“Sobre la Cuerda Floja” es la historia sensible de un duelo: Como un nostálgico viaje al borde del mar. Un pequeño milagros de teatro. Cada año Esme viene a encontrarse con sus abuelos a la orilla del mar. En su casa ella vuelve a encontrar los objetos, el olor a humedad, el pie del limón del primer día de sus vacaciones. Cada año, todo parece igual y al mismo tiempo diferente: El tiempo pasa. Este año, nada de la abuela! Ella habría partido a cumplir, al fin, su sueño: Convertirse en bailarina de circo sobre la cuerda floja! Adaptando una obra de Mike Kenny, el Teatro Milagros aborda así delicadas interrogantes: cómo aceptar la partida de los que amamos, como “estar bien, a pesar de todo”, y también, como hablar de la muerte a un niño sin golpearlo? El abuelo de Esme, desamparado, elige contarle primero una historia. Único conocedor de la verdad, permanece así, abandonado, preso de su dolor. Será necesario que su nieta adivine el pesado secreto y lo libere a él, haciéndole con sus bracitos, un gran collar de aire: Un nuevo aliento. La vida, como el mar. Teatro Milagros habla de una manera simple y apacible de la muerte. El espectáculo se construye como la crónica a dos voces de la estadía de Esme. Primer día, segundo día: Las páginas se siguen, como las mareas que suben y se retiran. Solo quedan, entonces, algunas conchas: Los recuerdos La muerte se inscribe así en un ciclo mayor: El de la naturaleza, el del tiempo que pasa y hace crecer a las niñas pequeñas. Como las catedrales de la playa tiene sus días, color de sol o día gris de lluvia, y a las noches de cuentos, se siguen las de noches de baile (bello momento) o una noche de circo. Son las repeticiones y variaciones que también traducen los refranes poéticos del texto. Ambos personajes están, por otra parte, rodeados de objetos cotidianos. Ahora bien, estas naturalezas muertas recuerdan el paso del tiempo y así también la amada ausente. Son tanto centinelas como vanidades. Magníficamente concebidos y filmados, estos objetos contribuyen a crear un universo familiar y bello. Sobre todo la casa se inscribe en una naturaleza estremecedora de sonidos y animaciones: una naturaleza viva. Percibimos los gritos de animales familiares, el ruido de los grillos, el canto del mundo. Esme y su abuelo van cada día al mar, un mar que para siempre vuelve a comenzar, que lava todo, y, que, quien sabe ¿ también conozca de las penas?. La naturaleza vuelve a poner así al hombre en su lugar. Serena, Sobre la cuerda floja, es también un espectáculo bello y poético. La puesta en escena es tan fina y llena de matices como el texto de Mike Kenny. Teatro Milagros pasa, también aquí, de la manipulación de las marionetas al video con una notable fluidez y mucha pertinencia. Encuadre, elección de los planos, paso del color al blanco y negro: todo hace sentido y regocija el ojo. Por otra parte, a veces numerosos manipulando una misma marioneta, los artistas les dan vida. Comen sándwich con arena, Esme intenta llevar a su abuelo en brazos, hace piruetas en a arena…reconocemos gestos, sonreímos muchas veces de ternura. Los grandes espectáculos para el joven público son espectáculos para todos. Y este es el caso de Sobre la Cuerda Floja.
Laura Plas /Les trois coups
DESDE CHILE, UNA ENTRAÑABLE HISTORIA
**** MUY BUENA. Esta experiencia forma parte del Ciclo de Teatro Chileno Contemporáneo que está presentando el Complejo Teatral de Buenos Aires, durante este mes, en la sala Sarmiento. Ahora ha sido el turno de Teatro Milagros, una compañía joven dentro del contexto escénico de Chile. Fue creada en 2005 y ésta es su segunda propuesta (la primera fue El capote). Las investigaciones del grupo se centran en unas búsquedas dramáticas que combinan diferentes disciplinas: la manipulación de objetos, la animación, el video, un cuidado hasta preciosista de la imagen y un acercamiento al espectador desde la pura emoción. Sobre la cuerda floja muestra la historia de una niña y su abuelo. Esme suele pasar la última semana de sus vacaciones en casa de sus abuelos, en el mar. En esta oportunidad la abuela ha fallecido y el abuelo no se anima a decirle La verdad. Inventa una historía: le cuenta a la niña que la mujer se ha ido con el circo, con la intención de destacarse como equilibrista. Esme creerá a medias ese cuento y esperará que la mujer regrese, hasta que ella misma comprenderá la situación y, entonces, hablará de la muerte.
La escena está contenida detrás de una pantalla, sobre el fondo del escenario. Los pequeños muñecos, Esme y su abuelo irán transitando esa semana juntos, compartiendo momentos en la casa o en salidas al mar, a un parque de diversiones, al circo. Es muy atractivo el juego visual que se proyecta y que expone, tanto el afuera o el adentro. Eso posibilita recorrer, junto a los personajes, los diferentes espacios que habitan en su cotidianidad. Es magnífico el diseño de los muñecos y la manipulación tiene un grado de excelencia tal que posibilita que, en varios momentos, esas pequeñas criaturas adquieran una enorme dimensión. A medida que avanza el espectáculo el público ingresará cada vez más en la historia y se irá perdiendo el registro de que son muñecos los que nos han introducida en ella. Esme y su abuelo se mueven en su ensamble perfecto entre manipulación, sonido e imagen, hasta construir un mundo muy amoroso que conmoverá por su profunda sensibilidad. El proyecto, destinado a toda la familia, así se divulga, resulta una experiencia movilizadora. Ideal para que los padres la compartan con sus hijos. Seguramente les resultará muy entrañable . Carlos Pacheco – La Nación Argentina
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